miércoles, 16 de abril de 2008

A escribir

Bueno se muy bien que mi literatura nunca llegará al nivel del mítico moraleño PP (son sus siglas que pasa) pero se intenta escribir de vez en cuando.


Sentada en el borde del abismo preguntándose cuanto tiempo tardaría en llegar al fondo, miraba hacia la oscuridad distraida. Hacía tanto tiempo que los días eran repeticiones de uno mismo que como las olas, volvía una y otra vez horadando su voluntad poco a poco.
La vida era pesada, porque siempre lo es cuando la ilusión no llega, cuando pierdes las alas, cuando te ves atrapada en una rutina que te aquilosa.
Hace tanto frío, hay tanta oscuridad... que simplemete dejas de luchar, te sientas y esperas, atrapada por la fascinación de la indolencia, te dejas llevar por su corriente y pierdes la batalla.
LLevaba mucho tiempo ahí sentada sin esperar nada y de repente alguien le se sentó a su lado, charló con ella, miraron juntas al abismo hasta que decidieron que a pesar de la belleza que despierta lo oscuro habia llegado la hora. La hora de levantarse y explorar el mundo juntas, la hora de moverse hacia otros horizontes, la hora de abrigarse al calor de un cuerpo amigo.

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